La dependencia emocional es una de las problemáticas más habituales en el ámbito de las relaciones interpersonales. Se trata de una situación en la que una persona se siente incapaz de vivir sin otra y donde el amor se entiende como una necesidad. Este tipo de dependencia puede evolucionar hasta convertirse en una adicción emocional, donde la persona afectada se siente impulsada a estar cerca de su objeto de deseo, sea bueno o malo para ella.
En este sentido, la adicción emocional se parece mucho a las adicciones químicas. Así, tal y como ocurre con estas últimas, la persona adicta emocionalmente vive continuamente pendiente de conseguir la dosis que necesita para sentirse bien. Del mismo modo, también se pueden desarrollar síntomas de abstinencia cuando no se está en contacto con la persona amada o cuando no se reciben los cuidados y atenciones que se esperan de ella.
La dependencia emocional puede iniciarse en diferentes momentos de la vida. Por lo general, suele darse en personas que han sufrido experiencias traumáticas en su infancia, y que buscan en su pareja una figura protectora y acogedora. También puede ocurrir que se desarrollen dependencias emocionales a raíz de situaciones de crisis, como una enfermedad, un accidente o una separación.
En cualquier caso, lo que comúnmente se observa en las personas con dependencia emocional es que tienen un autoestima baja, lo que les lleva a depender emocionalmente de otra persona para sentirse seguros y valiosos. Por esta razón, buscan en su pareja una fuente de satisfacción personal, cuando esto no debería ser una necesidad, sino un complemento de la vida.
La mejor manera de prevenir la dependencia emocional es aumentando nuestra autoestima y fortaleciendo nuestra relación con nosotros mismos. Es decir, aprendiendo a querernos de forma saludable y a valorarnos independientemente de lo que los demás piensen de nosotros. Si nos sentimos bien con nosotros mismos, no tendremos que buscar la validación de una persona externa para sentirnos valiosos y queridos.
Además, es importante tener una vida propia, con metas, aficiones y actividades propias, que nos permitan desarrollarnos como individuos. De este modo, no dependeremos únicamente de nuestra pareja para sentirnos completos, ya que tendremos muchas otras fuentes de bienestar.
En caso de que ya se haya producido la adicción emocional, es importante buscar ayuda profesional, ya que se trata de un problema complejo que puede afectar gravemente la vida emocional y social de la persona. La terapia psicológica es una buena opción para tratar la dependencia emocional, ya que permite trabajar en aspectos como la autoestima, la asertividad, la resolución de conflictos y las habilidades sociales. A través de la terapia, se puede aprender a manejar las emociones con más efectividad y a desarrollar relaciones interpersonales más saludables y satisfactorias.
La dependencia emocional es una problemática que puede afectar a cualquier persona en algún momento de su vida. Sin embargo, si aprendemos a valorarnos y querernos de forma saludable, podremos prevenir el surgimiento de esta adicción y desarrollar relaciones interpersonales más satisfactorias y enriquecedoras. Si ya se ha producido la adicción emocional, es importante buscar ayuda profesional para aprender a manejar las emociones y establecer relaciones más saludables.